Nuestra salud es importante y estamos conscientes de que el agua y el aire puros son esenciales para nuestro bienestar físico. De igual manera, una alimentación limpia o una buena calidad de energía es fundamental para la «salud» y bienestar de los equipos delicados y de la información tan valiosa que estos guardan.

Al Igual que el aire y el agua, la alimentación eléctrica se contamina. Las perturbaciones eléctricas son las responsables de contaminar la línea comercial con eventos tales como picos, ruido, sobrecargas momentáneas y altibajos de tensión, entre los más importantes. Muchos de estos problemas se generan inclusive en las mismas instalaciones del usuario.

De acuerdo a un estudio de los Laboratorios Bell, más del 95% de los problemas (en los equipos de cómputo) atribuibles a la alimentación eléctrica se presentan bajo condiciones normales de operación, mientras que los «apagones» representan menos del 5%. Contario a lo que se piensa, el peligro real para las aplicaciones electrónicas es cuando la línea comercial está presente, no cuando se presentan interrupciones o “apagones”.

Estos problemas, a los que por principio no les damos la importancia debida, ya que son imperceptibles hasta que se suscitan daños graves en equipos delicados y pérdida de información de suma utilidad, son justamente los que se traducen en “tiempos muertos” que impactan negativamente en la productividad de la empresa, en los costos de operación y mantenimiento, y primordialmente en una pérdida de confianza y lealtad de nuestros clientes, difícil de recuperar.

La generalidad de las empresas hoy en día enfrentan la “realidad” de trabajar con estas interrupciones cotidianas y al mismo tiempo buscan CONTINUIDAD. Quieren que su operación no se vea interrumpida por eventos que no tienen nada que ver con su actividad comercial y quieren ocuparse de hacer negocio en un mundo que suponen que es “ideal” en donde la tecnología responde con eficiencia, optimizando de esta manera recursos humanos, tecnológicos y financieros.